viernes, 6 de junio de 2008

APARECIÓ DUENDINANDO...


Duendinando, vivía bajo el suelo del bosque y era el único que sabía entrar a Caramelandia y al palacio de La Salada por cualquier lado…
El trato fue rápido y sin vueltas, él quería parte del tesoro, aunque sea algunos chocolates y caramelos para mechar entre tanto hongo y hormiga que estaba acostumbrado a comer últimamente.
Este era un detalle interesante, le fascinaban los dulces y no así las cosas saladas. Por eso, sabían Cata y Dragón, de que lado estaría Duendinando a la hora de las definiciones.
Sacó de su bolsillo, planos, mapas, linternas, brújulas y una arañita.
Esto es todo lo que necesitamos para llegar al palacio de La Salada.


- quién me acompañará??

Todos los presentes se miraron y dieron un paso hacia atrás. En primera línea sólo quedamos, Cata, Dragón y yo.


- muy bien. No, vos no vas! – señalándome a mi, que ya me empezaba a sentir discriminada… - seremos tres, como yo soy el único que puede hablar con La Salada, si fuera necesario…, me presentaré diciéndoles que le llevo un elixir para la eterna juventud y ella caerá a mis pies!!


- Y cómo sabes que te creerá??- pregunté con mezcla de ingenuidad y estupidez humana…


Duendinando, me regaló una de sus mejores miradas de “quién te dejó entrar en este reino??”

No hay comentarios: